¿Qué es la inteligencia?
¿Qué es la inteligencia?. Existe una definición un poco cínica que dice que la inteligencia es aquello que miden los test de inteligencia. Esta definición se ha propuesto irónicamente para dar a entender, primero, que la inteligencia es un concepto difícil de definir y, segundo, para ridiculizar un poco los test que presumiblemente la miden. Precisamente por esos test se puede deducir que la inteligencia es una especie de cajón de sastre que alude a múltiples funciones cognitivas. Se la ha relacionado con la rapidez en el aprendizaje porque, en nuestro lenguaje común, de una persona que aprende rápidamente se dice que es inteligente. Los conductistas dicen que la inteligencia es la respuesta adecuada a un estímulo. Pero se puede responder adecuadamente a un estímulo sin ser inteligente. Otros autores han considerado que la inteligencia capacita al que la tiene para salir airoso de una situación nueva o poco familiar, capacidad que estaría basada en la captación mental directa de significaciones y relaciones, sin necesidad de un aprendizaje ni de muchas pruebas.
Howard Gardner, psicólogo de Harvard, nos habla de múltiples inteligencias, a saber: la lógico- matemática, la espacial, la lingüística, la musical, la corporal, la interpersonal y la intrapersonal: es decir, apela a determinadas funciones del cerebro que están sustentadas en diferentes lugares de la corteza cerebral.Es probable que se puedan añadir algunas más dependiendo de la función que realice el cerebro, pero de esta manera se evita dar una definición global. Más que inteligencia, de esta manera se está hablando de facultades mentales o «ingenios», como decía el español Juan Huarte de San Juan en el siglo XVI. Otros autores suponen que la inteligencia está formada por un conjunto de facultades como la atención, la capacidad de observación, la memoria, las habilidades sociales y muchas otras, con lo que se aproxima esta opinión a la ya expresada de Gardner.
También se define como la capacidad de asimilar, guardar, elaborar información y utilizarla para resolver problemas, cosa que también son capaces de hacer los animales e incluso los ordenadores. En realidad, esta definición está simplemente describiendo lo que el cerebro humano y no humano realiza normalmente. Según este criterio, podría decirse que inteligente es aquel que plantea y resuelve los problemas mejor que la media de la población. El filósofo José Antonio Marina habla de inteligencia creadora como la capacidad de dar una solución nueva y aceptable a un problema sin solución fija. Aquí se mezclan dos conceptos: el de inteligencia y el de creatividad, otro concepto difícil de definir aunque todos sepamos a qué se refiere. Daniel Goleman habla de inteligencia emocional, que sería la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y el de las personas con las que nos relacionamos. Aquí se alude también a una función cerebral, probablemente innata, que es lo que se llama «teoría de la mente», o sea, la capacidad que hace que adivinemos las intenciones de otros, lo cual sin duda ha sido importante para la supervivencia, pero que le falta al autista, por lo que estos enfermos muy probablemente sucumbieron en el pasado cuando aún éramos cazadores recolectores.
Douglas Hofstädter, autor del libro Gödel, Escher, Bach, un eterno y grácil bucle, dice que inteligencia es la capacidad de sintetizar nuevos conceptos sobre la base de conceptos viejos que se toman y se reacomodan de nuevas maneras». Falta saber qué quiere decir con «sintetizar». También se ha definido la inteligencia como la capacidad de adaptación a circunstancias cambiantes e imprevisibles. Sin embargo, conocemos a muchas personas inteligentes y creadoras que están mucho menos adaptadas a su entorno que la inmensa mayoría del resto de la población. No estoy muy seguro de que estas personas hubiesen podido sobrevivir en circunstancias muy adversas. El psiquiatra Albert Rothenberg acuñó en 1976 el término «pensamiento jánico» para designar aquel pensamiento que era capaz de referirse a conceptos contradictorios al mismo tiempo, es decir, concibiendo dos ideas opuestas como ciertas. El adjetivo «jánico» hace referencia al dios romano Jano, que se caracterizaba por tener dos caras cada una de ellas mirando en dirección opuesta a la otra. Éste sería el pensamiento utilizado por Einstein y la causa de su creatividad. Rothenberg analizó, para llegar a esas conclusiones, el pensamiento de cincuenta y cuatro premios Nobel.
Este proceso de pensamiento se ha encontrado operativo en el arte, las ciencias y muchos otros campos. El pensamiento paradójico es atribuido al pensamiento oriental, como en el taoísmo. También se habla mucho de inteligencia artificial, que es una manera de aplicar un concepto a los ordenadores, sin saber claramente en qué consiste ese concepto. La inteligencia artificial es la manera de lograr que una máquina haga lo que hasta ahora hacían mucho mejor los seres humanos. Y desde luego en cálculo, en memoria y en el manejo de cantidades inmensas de información, las máquinas hace tiempo que superaron al cerebro humano. Otra cosa es imitarlo en todo; de eso estamos aún muy lejos, si alguna vez conseguimos igualarlo. En cualquier caso, podemos entender la inteligencia como la capacidad de relacionar conceptos o ideas dispares. Esto la relaciona con la memoria, pero son cosas diferentes. Existen muchas personas con una memoria fabulosa que no se caracterizan, sin embargo, por ser extraordinariamente inteligentes. Lo contrario también es cierto. La memoria es, sin duda, una ayuda importante, pero se debe tener una inteligencia para poder relacionar las ideas y los conceptos dispares. Un ordenador tiene una memoria superior al ser humano, pero no es una máquina inteligente en el sentido humano. Ideal, por tanto, es poseer una gran inteligencia unida a una gran memoria, como fue el caso de Pico della Mirandola en el siglo XV. En resumen, podemos decir que la inteligencia es como un cajón de sastre que puede referirse a numerosas facultades o capacidades del cerebro humano, pero que, desde el punto de vista neurofisiológico, es un término que pertenece más al lenguaje común que al lenguaje de esta rama de la ciencia.
Howard Gardner, psicólogo de Harvard, nos habla de múltiples inteligencias, a saber: la lógico- matemática, la espacial, la lingüística, la musical, la corporal, la interpersonal y la intrapersonal: es decir, apela a determinadas funciones del cerebro que están sustentadas en diferentes lugares de la corteza cerebral.Es probable que se puedan añadir algunas más dependiendo de la función que realice el cerebro, pero de esta manera se evita dar una definición global. Más que inteligencia, de esta manera se está hablando de facultades mentales o «ingenios», como decía el español Juan Huarte de San Juan en el siglo XVI. Otros autores suponen que la inteligencia está formada por un conjunto de facultades como la atención, la capacidad de observación, la memoria, las habilidades sociales y muchas otras, con lo que se aproxima esta opinión a la ya expresada de Gardner.
También se define como la capacidad de asimilar, guardar, elaborar información y utilizarla para resolver problemas, cosa que también son capaces de hacer los animales e incluso los ordenadores. En realidad, esta definición está simplemente describiendo lo que el cerebro humano y no humano realiza normalmente. Según este criterio, podría decirse que inteligente es aquel que plantea y resuelve los problemas mejor que la media de la población. El filósofo José Antonio Marina habla de inteligencia creadora como la capacidad de dar una solución nueva y aceptable a un problema sin solución fija. Aquí se mezclan dos conceptos: el de inteligencia y el de creatividad, otro concepto difícil de definir aunque todos sepamos a qué se refiere. Daniel Goleman habla de inteligencia emocional, que sería la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y el de las personas con las que nos relacionamos. Aquí se alude también a una función cerebral, probablemente innata, que es lo que se llama «teoría de la mente», o sea, la capacidad que hace que adivinemos las intenciones de otros, lo cual sin duda ha sido importante para la supervivencia, pero que le falta al autista, por lo que estos enfermos muy probablemente sucumbieron en el pasado cuando aún éramos cazadores recolectores.
Douglas Hofstädter, autor del libro Gödel, Escher, Bach, un eterno y grácil bucle, dice que inteligencia es la capacidad de sintetizar nuevos conceptos sobre la base de conceptos viejos que se toman y se reacomodan de nuevas maneras». Falta saber qué quiere decir con «sintetizar». También se ha definido la inteligencia como la capacidad de adaptación a circunstancias cambiantes e imprevisibles. Sin embargo, conocemos a muchas personas inteligentes y creadoras que están mucho menos adaptadas a su entorno que la inmensa mayoría del resto de la población. No estoy muy seguro de que estas personas hubiesen podido sobrevivir en circunstancias muy adversas. El psiquiatra Albert Rothenberg acuñó en 1976 el término «pensamiento jánico» para designar aquel pensamiento que era capaz de referirse a conceptos contradictorios al mismo tiempo, es decir, concibiendo dos ideas opuestas como ciertas. El adjetivo «jánico» hace referencia al dios romano Jano, que se caracterizaba por tener dos caras cada una de ellas mirando en dirección opuesta a la otra. Éste sería el pensamiento utilizado por Einstein y la causa de su creatividad. Rothenberg analizó, para llegar a esas conclusiones, el pensamiento de cincuenta y cuatro premios Nobel.
Este proceso de pensamiento se ha encontrado operativo en el arte, las ciencias y muchos otros campos. El pensamiento paradójico es atribuido al pensamiento oriental, como en el taoísmo. También se habla mucho de inteligencia artificial, que es una manera de aplicar un concepto a los ordenadores, sin saber claramente en qué consiste ese concepto. La inteligencia artificial es la manera de lograr que una máquina haga lo que hasta ahora hacían mucho mejor los seres humanos. Y desde luego en cálculo, en memoria y en el manejo de cantidades inmensas de información, las máquinas hace tiempo que superaron al cerebro humano. Otra cosa es imitarlo en todo; de eso estamos aún muy lejos, si alguna vez conseguimos igualarlo. En cualquier caso, podemos entender la inteligencia como la capacidad de relacionar conceptos o ideas dispares. Esto la relaciona con la memoria, pero son cosas diferentes. Existen muchas personas con una memoria fabulosa que no se caracterizan, sin embargo, por ser extraordinariamente inteligentes. Lo contrario también es cierto. La memoria es, sin duda, una ayuda importante, pero se debe tener una inteligencia para poder relacionar las ideas y los conceptos dispares. Un ordenador tiene una memoria superior al ser humano, pero no es una máquina inteligente en el sentido humano. Ideal, por tanto, es poseer una gran inteligencia unida a una gran memoria, como fue el caso de Pico della Mirandola en el siglo XV. En resumen, podemos decir que la inteligencia es como un cajón de sastre que puede referirse a numerosas facultades o capacidades del cerebro humano, pero que, desde el punto de vista neurofisiológico, es un término que pertenece más al lenguaje común que al lenguaje de esta rama de la ciencia.
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